«¡Lo tengo, lo tengo!» , celebraba este viernes el cabo De Lis de la Unidad Militar de Emergencias (UME) cuando por fin consiguió sacar de los escombros a Muslim. La salida del pequeño de dos años fue el primer triunfo de una delicada operación de rescate que empezó el día anterior en la ciudad turca de Nurdaği, una de las más castigadas por el terremoto de Turquía.
El ejército español tenía una misión y el deseo de hacer realidad casi un ‘milagro’: salvar a una familia sepultada, bajo toneladas de hierro y hormigón, que seguía con vida tras cinco días de frío y dolor; sin agua ni comida.
El rescate empezó el día anterior. El geófono, un dispositivo que permite registrar el movimiento del suelo, ofreció la primera señal de vida. Desde ese momento, la UME puso todo su empeño en confirmar el positivo hasta llegar al reducido espacio de vida donde se encontraban los supervivientes.
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